Bechamel casera

Ponemos en una sartén a fuego medio unas gotitas de AOVE para que no se pegue nada. Vertemos el vaso de leche y, cuando esté bien caliente, echamos el queso philadelphia y la harina.

El truco de una buena bechamel es ir mezclando bien los ingredientes. Notaremos que el queso philadelphia se va derritiendo al ritmo que se van uniendo de forma homogénea todos los ingredientes. Podemos echar ahora la sal y, como opción, una pizca de canela o nuez moscada para darle un poco más de sabor.

Continuamos removiendo hasta que se forme una masa homogénea. Es entonces cuando la bechamel está hecha. Como la mezcla cambia según el tipo que usemos, podemos añadir más leche (si la queremos más líquida) o más harina (si la queremos más espesa).