Tarta de choco avellana sin horno

Las cantidades son para una tartita pequeñita que he hecho con un aro de emplatar de 9 cm de diámetro. Lo forré con papel vegetal y también puse un trozo debajo para que no se pegara al platito. Así se ha desmoldado perfectamente. Los líquidos van en cucharadas/itas o gramos (la nata). Para la base: mezclar la harina de avena con la crema casera de chocoavellana (la mía solo lleva avellanas, chocolate y una pizca de sal) y el aceite de coco. Hay que buscar la consistencia de la base de un cheesecake, pero se puede ir a ojo. De hecho, creo que el aceite de coco se podría reducir u omitir. Depende de cómo se mezclen la harina y la crema. Poner en el molde nivelando y reservar en el congelador

Para el relleno: picar 40 g de avellanas hasta conseguir una pasta. Al ser una cantidad muy pequeña, puede venir bien un poco de aceite de coco, una cucharada escasa (esto también va a ojo, depende de la picadora, algunas con poca cantidad no trabajan bien). Una vez se ha formado la crema de avellana, endulzar con un dátil y un par de cucharaditas de agua de remojo (si tenéis pasta de dátil hecha, poned según vuestro gusto). Tiene que quedar bien integrado. Picar los otros 15 g de avellanas un poco más gruesos y añadir a lo anterior, mezclando con cuchara, para un efecto crunchy. Añadir encima de la base de la tarta, nivelando, y otra vez para el congelador.

Para la cobertura (aviso de que me sobró un poco, se podría reducir cantidades): se trata de hacer una ganache de chocolate. Colocar el chocolate troceado en un bol de cristal, llevar la nata a ebullición y volcarla encima del chocolate. Mezclar hasta que la crema quede brillante e integrada. Guardar en la nevera para que se temple un poco, luego volcarla encima de la tarta y volver a guardar, yo la puse en la nevera. Lo hice de un día para otro y la consistencia estaba perfecta